Hace unos días nos encontrábamos en un restaurancito del centro, no recuerdo el tema de lo que hablábamos, pero se nos salió la expresión de: ¡Compañeros poetas ¡entonces, recordamos aquella melodía conocida de Silvio. Aunque el ejemplo no es muy bueno en esta canción conocida por muchos de nosotros surgen dos preguntas interesantes: «Compañeros poetas// Tomando en cuenta los últimos sucesos// En la poesía, quisiera preguntar// Me urge// ¿Qué tipo de adjetivos se deben usar// Para hacer el poema de un barco?// Sin que se haga sentimental// (…). En esta melodía de Silvio Rodríguez, menciona que hay una canción que se necesita escribir con urgencia, pero, también hay que tratar de comprender en la inmediatez los adjetivos que vamos a usar. Pareciera que usar un adjetivo es una cosa sencilla, pero no. Ya en su arte poética Vicente Huidobro nos advertía en el verso 6 y 7: «Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;// el adjetivo cuando no da vida, mata»// **. En otros ejemplos he leído publicaciones de, particularmente algunos escritores nóveles de Veracruz, que por la falta de adjetivos matan a sus publicaciones.

El otro ejemplo de la pregunta sería: «hacer el poema de un barco sin que se haga sentimental», esto es escribir un poema que queremos escribir que no sea sentimental sin embargo será sentimental. No sé, de primera mano se me ocurre la famosa «Elegía» a Ramón Sijé que es terriblemente sentimental y que por la premura del momento se tiene que escribir, sin serlo para el narrador.

En alguna otra publicación leí un momento en que Pablo Neruda y Julio Cortázar fueron a dar una conferencia a una provincia. Ellos tenían que llegar por tren. El parroquiano que los esperaba no supo cómo encontrarlos. La estación se quedó vacía y al fin se pudieron reconocer. Se presentaron. El parroquiano les comentó que no esperaba que fueran vestidos de esa manera (ambos estaban trajeados, que parecían agentes secretos. Entonces Pablo Neruda le respondió: «Somos los agentes secretos de la poesía».

En la novelita de «Los detectives Salvajes» de Roberto Bolaño hay un examen para ser poeta. Pregunta cosas como: ¿Qué es un yambo? ¿qué es un tropo?, etc. Esto te faculta para ser un poeta.

De todas las cosas de las que imaginó de lo que sería un «poeta» cabría destacar a Rimbaud: un joven flaco, mal vestido y con su sombrero de palma siempre fumando su pipa, tal vez, caminando por algún distrito de París, nada más alejado de un poeta de café, o, de un «Agente Secreto». En Fernando Pessoa, que más que inspector de la poesía, pasaría como el auténtico poeta de café. Hasta sus anteojos su sombrero y algún libro terminaron en una exposición permanente de su museo. Y realmente escribía en los cafés de Lisboa y lo hacía abundantemente en todo tipo de papeles y servilletas.

Rememorando un poco de mi citada página, «Poeta de Café», mi intención fue pensando en el citado personaje de los 70 y 80 que hablaba hasta el hartazgo de Carlos Marx o de algún teórico de la revolución. Su orgullo fundamental era citar al pie de la letra al teórico en cuestión. Era un tipo bien vestido, leído y con alguna plata en los bolsillos. Eran unos personajes detestados por los políticos callejeros o militantes que por accidente llegaban trasnochados a esos lugares a beber un café burgués. Por supuesto que este personaje era un buen conversador y practicante de la dialéctica, situación que para un brigadista lo ponía en una condición muy difícil al momento de debatir. Retomando el asunto, a mí me pareció una forma «romántica» de rememorar a estos jóvenes revolucionarios, que han contribuido mucho a los cambios sociales en nuestros países de América Latina.

·     * Playa Girón, Silvio Rodríguez. En la página electrónica de la letra de «Playa Girón» aparece tal cual.

·     ** Barzua, S. Barcity

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